Saludos,
Dicen que uno nunca debe arrepentirse de lo dicho, hay algunos dicen que ni de lo hecho, pero creo que si es digno decir y reconocer cuando uno dijo o hizo mal. Intentaré escalar hasta ese nivel de dignidad, pues vaya que a los seres humanos nos cuesta reconocer nuestros errores!
Aun podría esgrimir el argumento de que en la entrega anterior, puse la premisa que mis pasiones y frustraciones podrían desbordar mi concepto acerca de la sentencia al ex-Presidente Alberto Fujimori, enotnces, debo reconocer que mis pasiones internas guiaron mi comentario. Es verdad lo que uno siente y piensa debe ser confrontado con la realidad y con el pensar y sentir de los demás con la intención de que ello no colisione con los interés del grupo, hay que aprender a declinar cuando el grupo necesita o decide por una alternativa distinta a la que uno personalmente propone.
Todo esto no es una tarea fácil porque uno siempre piensa que su verdad es "la verdad". Puedo lanzarme una auto-pregunta: cómo puede uno declinar ante principios y ante reglas fundamentales para una sociedad? Y a partir de ahí generar una serie de argumentos que expliquen y distribuyan mi pensamiento con la intención de que mi verdad, sea la que se imponga.
Toda esta reflexión viene a raíz del comentario que me dejan (AL, ojalá pueda confirmar quien pienso que eres, gracias por tu comentario!) y es verdad hay que estar serenos en momentos como estos. Serenidad es lo que necesitamos los peruanos para ver el real significado de lo que está pasando a raíz de este acontecimiento histórico. Están claras ambas posiciones y cada quien tiene sus argumentos, será pues el tiempo y como bien dice mi comentarista, La Justicia de Dios, quien nos muestre la verdad de las cosas.
Entonces qué hacer en estos casos cuando uno piensa que lo dicho es verdad, cómo enfrentar a los puntos antagónicos, cómo permanecer en aquello que es tu principio de vida. Recurro nuevamente al comentario en cuestión: Serenidad! las ideas violentas generan caos y más violencia, muerte y destrucción. Permítanme añadir un elemento más: Docencia! enseñar pedagógicamente lo que uno piensa, poner esos conocimientos a la luz de la realidad, de los pensamientos de los demás, contrastar ideas, fomentar el diálogo y el intercambio de ideas, dejar los dogmas y los mandatos castrantes acerca de imponer ideas absolutas (aún cuando suene a que uno choca con sus creencias más íntimas).
Si hay algo que uno no puede evitar es la verdad. La verdad es un hecho real que se abre camino aún en las situaciones más complejas. La verdad no hace diferencias de ningún tipo. La verdad no es propietaria de algunos credos. La verdad es dueña de todos y todos podemos acceder a la verdad. La verdad es única y por serlo, no hay manera de negarla. Por lo anterior, la verdad es contundente y no admite alucinaciones parciales. La verdad construye y genera ambientes de paz, armonía y amor.
Sabía que el tema era un asunto muy polémico, genera pasiones y sentimientos encontrados. Este Señor es de la misma edad de mi madre, me ha dado pena verlo sentado en el banquillo de los acusados escuchando una sentencia lapidaria. Prometo con la serenidad del caso esgrimir algunas ideas que tengo acerca de este asunto. Creo profundamente que este caso sirve de lección y que debe ser analizado ampliamente, no permitamos que se vaya a los anales de la historia con versiones parcializadas, contribuyamos al debate y a la opinión. Este hecho puede marcar un punto de inicio de un cambio social que el Perú necesita como una respuesta a los años de violencia generalizada de los años 80 y de la corrupción y el quiebre (por enésima vez en la historia del Perú) de la institucionalidad de los 90s.
Gracias por leerme,
:) LG
No hay comentarios:
Publicar un comentario