sábado, 25 de abril de 2009

De Razones y Sentimientos

Saludos,

Aprovechando el maravilloso clima, y la tranquilidad de saber que los chicos duermen aún, conversábamos con mi esposa, mientras saboreábamos un desayuno de sábado, acerca de cómo las personas tomamos decisiones. Ella decía que debemos identificar qué cosas, qué personas, qué circunstancias son aquellas que nos convienen y qué otras son las que no nos convienen, para que a partir de ello, las decisiones que uno tome, nos conduzcan por el buen camino.

Absolutamente de acuerdo con esa apreciación, cómo no poder estarlo. Cuántos tratados, ensayos y libros se han escrito y se escribirán acerca de aquella reflexión tan lógica. Sin embargo las personas somos sensuales, nos dejamos llevar por nuestros sentimientos, por nuestros más íntimos deseos que siendo tan íntimos, muchas veces no nos lo confesamos a nosotros mismos. Cuántas veces hemos escuchado: "me dejé llevar por las circunstancias", "no lo quería hacer", etc. etc.

Creo que hay un punto de inicio para poder virar esta manera tan superficial con la que las personas dirigimos nuestras vidas. Ese punto de inicio creo que debe ser inculcado por los padres a sus hijos y es tomar responsabilidad de sus propios actos en todo momento. Me van a disculpar lo limitado de mi saber, pero usaré lo siguiente para entender un poco desde dónde viene la flaqueza humana en cuanto a tomar decisiones y ser responsable de sus actos. Dice la Biblia que en el Jardín del Edén, Dios había puesto al Hombre y a su Mujer (Adán y Eva), rodeados de todo lo que ellos podrían necesitar, la posición de ellos con respecto a la creación era de superioridad y autoridad. Tenían una sola restricción en medio de toda esa amplitud, no comer del fruto de uno de los árboles que habían en el Jardín del Edén. Azuzados por el enemigo, desobedecieron la restricción puesta por el Creador y cayeron en desgracia.

La seducción del Poder, de la Sabiduría sin límites, de la Igualdad con el Todo Poderoso hizo que estas primeras personas cayeran en desgracia. La razón que habitaba en sus mentes fue puesta en un segundo lugar, los deseos y sentimientos inundaron sus corazones y persiguieron lo que finalmente los dejaría postrados y arruinados. Uno puede estar o no de acuerdo con la enseñanza Bíblica, uno puede tener una cultura o religión distinta, pero en lo que podemos confluir es que la naturaleza del ser humano, independiente de lo que con el correr de los años uno le ponga encima, es única.

Recurro una vez más a mi disculpa de limitada cultura y apreciación de expresiones humanas, pero usted puede ver en NY una diversidad de culturas, credos, etnias, orígenes, etc. etc. y se dará cuenta que al fin del día casi todos corren bajo las mismas reglas que la sociedad les impone. El glamur de la gran ciudad, el dinero y lo que ello puede comprar, las tantas horas dedicadas a múltiples actividades de todo tipo, el desenfreno en la diversión, la futilidad de los valores y principios, todo ello no hace distinciones de ninguna clase en esta representación social de lo que es el Mundo entero.

Entonces, sí que es verdad que en muy contadas veces la razón se impone a los sentimientos y damos paso a una serie de cosas ilógicas. Entiendo y soy un propulsor de que sobre todo en la juventud uno debe perseguir sus sueños, romper con lo establecido y buscar sus propias maneras de hacer las cosas. Dejarse llevar por la primera reacción, dicen que los instintos son muchas veces buenos consejeros y cuantas cosas más relacionadas a lo seductor de ser uno mismo sin tener que seguir un patrón. Por ello la recete es bien sencilla, ante todo sé responsable de tus actos, cualquiera sea el camino que tomes, la decisión que guíe tu corazón, acepta las consecuencias, disfruta de tus triunfos y aprende de tus derrotas.

Gracias por leerme,
:) LG

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